El Gobierno portugués no las tiene todas consigo respecto al proyecto ya avanzado para construir un Almacén Temporal Individualizado (ATI) en la Central Nuclear de Almaraz, almacén que serviría para guardar los residuos de alta actividad (los que más se prolongan en el tiempo) de la instalación nuclear, unos residuos que actualmente se almacenan en las dos piscinas de la factoría energética, piscinas que están ya cerca de su final operativo.
El Gobierno español había dado el visto bueno a la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) de la instalación, pero las cosas no parecen tan claras como parecía al meterse por medio Portugal.
El Gobierno luso considera que la declaración ambiental ha de ser transfronteriza al estar la central nuclear cerca de la frontera de su país. O lo que es lo mismo, que dicha declaración no puede salir adelante si no están de acuerdo los dos países.
Por ello, el ministro de Medio Ambiente de Portugal, Joao Matos Fernandes, se ha reunido hoy en Madrid con su homóloga española, Isabel García Tejerina, y con el ministro español de Energía, Álvaro Nadal. Y no ha habido acuerdo.
Fuera del ministerio, una concentración del Movimiento Ibérico Antinuclear, una plataforma muy activa que aglutina a grupos de España y Portugal que piden el cierre de la central almaraceña.
Matos Fernandes ha explicado tras la reunión en Madrid, según informa Efe, que su gobierno va a pedir a la Comisión Europea que su país intervenga en el estudio de impacto ambiental del ATI.
