Sol y mucho público en el brillante desfile de Domingo de Carnaval

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Se abrió el cielo, salió el sol, se quedó agradable la tarde y con puntualidad partió el primer Gran Desfile de Carrozas y Comparsas del Carnaval moralo ante una gran expectación. Mucho público en las calles y mucha animación y colorido.

Sin el tristemente desaparecido José Vizcaíno abriendo la comitiva, la gran preocupación era ver cómo encajaban las grandes carrozas en el nuevo trazado del recorrido, no porque fuera distinto (la Calle Peatonal volvió a acoger el desfile), sino por su remozada fisonomía, con la nueva glorieta de la Cruz del Rollo y el novedoso acerado de la parte final de Antonio Concha dejando menos opciones de maniobra a los conductores. Pero no hubo problemas. Aunque ajustadas, las carrozas circularon bien.

El desfile lo abrían las Reinas Infantil y Juvenil. Tras ellas, los alumnos de “Sierra de Gredos”, los niños de Diversia con su homenaje a “Monstruos S.A.”, los trajes musicales de “El Pozón” y la primera carroza, la de la peña “Torremocha” que plasmaba el mundo de “Alicia en el País de las Maravillas” transformado en el “País de los Torremocha”: relojes, plantas, naipes y el libro abierto en el que Alicia vive sus fantasías.

El ritmo de las comparsas

Tras “Torremocha”, el ritmo siempre adictivo y frenético de “Tornado Dance” con su “Game Over” guerrero, maligno y con toques musicales de hardcore y metal, seguida de la elegancia clásica de “Los Santeros”, con brillantes trajes que refulgían bajo el sol y cuidada coreografía.

Momento para la segunda carroza, la de “Como Tú”, la más dulce. Un gran maestro pastelero con cara de cerdo rodeado de pasteles, piruletas, chupa-chups… 

La fila proseguía con la peña “El Enigma de la Máscara”, muy animada con su “La fuentes de las fantasías” para dejar paso a “Vértigo”, que un año más hizo una apuesta imaginativa y nos dejó todo un ejército de árboles, algunos fantástico con caras que se movían y columpios colgados a sus troncos. Y un mensaje crítico: “Seguro que no traemos suficientes árboles para poner en las rotondas que os dará por hacer”. “Vértigo” está de aniversario. Cumple una década.

Tras todo ese curioso bosque, llegaron “Los Amigos” con una carroza de corte egipcio en la que no faltaban todos los elementos de dicha civilización, “Zero”, coloristas hasta la médula con su mundo yeyé en una “Vuelta Atrás” muy dinámica y “Arco Iris”, cuya carroza “Carnaval Wonderland” también apostaba como otros por la fantasía al estilo Lewis Carroll. Un gran rostro de gato (“Alicia en el País de las Maravillas”) tras el que se podían ver flores, setas, hierba, un conejo, un gran ciempiés azul…

El final de la comitiva

La recta final del desfile, que fue más ágil de tiempo que otros años, nos dejaba los “Cazadragones” de “La Tribu”, el mensaje de “Nos Apetece”, “Sin un pavo ni un real nosotros hacemos el Carnaval”, cuyo numeroso grupo se decantó por la tradición tribal, las plumas, las colas prolongadas y el dinamismo y la carroza de “Themplarios”, una gigantesca pecera con burbujas de jabón que simulaban burbujas de agua, con peces tropicales, corales, cochas abiertas y hasta un cofre repleto de monedas.

Tras todo ello, el “Corazón africano” de “Mesegueros” con sus cabezas de cebra y alusiones a los pasos de cebra y el ritmo sin fin de “Ritmomanía”, que con su universo oriental de trajes blancos con tocados imposibles y su coreografía animada por lazos rojos cerraba la fiesta.

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